La Internet de Todo y de Todos
María-José de la Calle
Miguel García-Menéndez
Permítanos sumarnos, desde iTTi, a las actividades que, con motivo de la celebración del Día Internacional de la "Internet de las Cosas" (IoTDay), están teniendo lugar en la jornada de hoy. Y permita que lo hagamos con una reflexión acerca de los beneficios -algunos, al menos- de este nuevo paradigma. Sirva ello de contrapunto a anteriores análisis que, sobre los riesgos vinculados a la "IoT", hemos ido recogiendo en nuestras "Perspectives". Riesgos relacionados con el peligro que puede suponer la interconexión -a través de la Red- de aquellos objetos que nos rodean y que, por dicho medio, intercambian datos -bien entre ellos mismos, bien con nosotros- para alcanzar alguna meta determinada.
Ejemplo de ello son piezas como "'Internet de las cosas' o la peligrosa transformación del mundo real en virtual", la cual ofrece una perspectiva sobre la inseguridad que puede causar que las cosas del mundo real hereden las debilidades de los dispositivos computacionales que las tratan e interconectan, o "Troyanos materiales o la seguridad de las 'cosas'", que presenta la problemática de los troyanos 'físicos' (integrados en el hardware) que puede incorporar "de fábrica" cualquier producto o componente electrónico, de los que constituyen nuestro actual modelo de vida: automóviles, fotografías y ‘youtubes’, teléfonos, tráfico, iluminación, distribución de electricidad, agua, gas, sensores, controles, parquímetros, sanidad, equipos médicos, meteorología, robots fabriles, satélites, aviónica, tráfico aéreo, aulas virtuales, teleasistencia, el comercio y el ocio en la Red, y, aún, un muy largo etcétera.
A partir de la relación dada en el párrafo anterior, cabría interpretar las consecuencias de la adopción de esos mismos objetos desde una perspectiva de las oportunidades y de los beneficios.
Tómese como ejemplo el automóvil, protagonista de la "Internet de los Coches" (o "de los Carros", como sin duda preferirán muchos de Uds.). Actualmente, y gracias a los mecanismos de posicionamiento por satélite que puede incorporar, cualquier vehículo sería capaz de guiarnos hasta nuestro destino. En el caso de los coches [hiper-]conectados las funcionalidades se amplían: mantienen el contacto y un permenente intercambio con el taller, gracias a una serie de sensores que permiten conocer el estado del propio vehículo, advierten de la necesidad de realizarles una próxima revisión, se comunican con sensores urbanos, los cuales informan sobre el estado del tráfico sugiriéndonos rutas alternativas o estacionamientos cercanos donde aparcar, etc. Nadie pondrá en tela de juicio que todo esto facilita la vida. Más aún lo hará el vehículo del futuro -ya presente- dotado de capacidades autónomas (vehículo autónomo o vehículo sin conductor) que permitirá un uso más generalizado del automóvil entre el colectivo de personas con alguna incapacidad.
Un segundo ejemplo lo constituyen las llamadas "ciudades inteligentes", las cuales estarían pobladas, a su vez, de domicilios inteligentes -permítanos jugar con el término "Internet de las Casas"-. El ser humano vive, principalmente, en grandes núcleos urbanos. Este hecho conlleva una serie de problemas derivados de la elevada concentración de personas, de forma tal, que cualquier incidente sería susceptible de afectar a una gran cantidad de individuos. Para minizar los efectos de dichos incidentes y ofrecer la respuesta más rápida posible, sería preciso disponer de: a) observadores, esto es, cámaras, sensores, medidores, etc., que permitiesen conocer el estado de las cosas en cualquier punto de la ciudad, en cualquier momento; b), acceso (vía comunicaciones) a todos los datos obtenidos por los mencionados "observadores", que facilitasen la toma de decisiones; y c), canales y mecanismos que habiliten una rápida comunicación al ciudadano sobre la mejor forma de actuar. Todo ello requeriría un amplio despliegue de máquinas interconectadas a modo de malla inteligente que cubriría toda la ciudad.
Extendiendo este concepto de servicio público llegaríamos a hablar, también, de los datos tomados por los satélites que sirven tanto para la previsión meteorológica cuanto -junto a otros sensores- para advertir sobre la inminencia de terremotos o erupciones volcánicas. Recientemente han aparecido empresas dedicadas a la fabricación de nanosatélites, mucho más baratos que los que se tenían hasta ahora tanto en su construcción como en su puesta en órbita, ya que por su menor tamaño y peso necesitan mucha menos energía [i].
Finalmente, al igual que en los ejemplos anteriores, también las personas podemos dotarnos de sensores vinculados a objetos considerados de uso común. Hoy día, estos permiten medir los pasos que damos, analizar el aire que exhalamos [ii][iii], nuestro ritmo cardíaco y un largo y creciente etc. Estos dispositivos para llevar encima (del inglés "wearable") tienen una variada apariencia: relojes, pulseras, gafas, etc. Con los datos que proporcionan, se nos puede advertir de cualquier situación anómala en nuestro estado de salud y aconsejar sobre qué hacer. En una comunicación entre máquinas, como también ocurría con los vehículos y los talleres, nuestro propio centro de salud quedaría avisado, de modo que, desde allí recibiríamos la ayuda o las recomendaciones pertinentes.
Gran parte de estos sensores no constituyen ninguna novedad. Lo verdaderamente innovador se encuentran en las actuales capacidades de comunicación entre ellos y de tratamiento de la enorme cantidad de datos que generan. De este modo ayudan a proporcionar una imagen más precisa de casi todo y una fuente de conocimiento no sólo para dar respuestas a lo inmediato, sino, también, en el medio y largo plazo, de forma que todo ello habrá de permitir mejorar las condiciones de vida de la humanidad. Sirva de ejemplo los estudios sobre el clima y cómo influyen en la producción de alimentos [iv] o en la vida en el planeta en general [v].
Como señalaba Bill Gates hace unos días, en un memorando remitido a los empleados de Microsoft con motivo del cuadragésimo aniversario de la empresa, es "hacer que el poder de la tecnología llegue a todo el mundo, conecte a todo el mundo y en cualquier lugar". Es hacer que todo y todos estemos conectados y trabajando juntos.
... cosas y personas. La "Internet of Everything" (IoE) y la "Internet of Everyone" (IoEO).
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iTTi, 9 de abril de 2015, Día internacional de la "Internet de las Cosas" (IoTDay)
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[ii] http://www.designcouncil.org.uk/knowledge-resources/case-study/owlstone
[iv] ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/010/i0112s/i0112s03.pdf
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